sábado, 19 de mayo de 2012

Mi cita con el medico


Lo último que supe de mi mismo fue que había ido a consultarme con un médico. Era un médico común y corriente. Normal como le dice la gente. Usaba su larga bata blanca con un dibujo de sonrisa honesta y una risa de hombre de dinero.
Me vio de pies a cabeza. Me revisó como cualquier médico revisa a cualquier paciente. Mientras sus manos examinaban mi cuerpo y sus ojos miraban lo último y más profundo de lo que yo pensé era ser persona, me preguntaba: ¿me estará viendo a mí o solo me ve a mí? Me dio miedo –lo admito-, pero darle a alguien más el control de tu cuerpo se siente raro, como le dice la gente, se siente como libertad.
Con sus ojos de ya saberlo todo sobre mi, me mira y me dice: “ya terminé, estamos listos”.
Sentado en su oficina en frente a él, con un planeta llamado escritorio entre nosotros, lo miré con timidez y vergüenza y le pregunté: “Doctor, ¿Qué hay de malo en mi? Justo cuando esas palabras se escaparon de mi garganta sentí alivio, finalmente todo había terminado. Con su dibujo de sonrisa y su risa de dinero me respondió: “todo está bien. Nada malo encontré. De todas maneras, tómese un descanso y duerma bastante, coma sano y cuídese”.
Salí de su consultorio y me sentí decepcionado. Una lluvia de confusión me mojó hasta las medias. “¿todo está bien?, ¿nada malo encontré?” y presa de la angustia pensé que se había equivocado.  Gritos. Insultos. ¡Pum!, ¡Pam! Iba a regresar a su consultorio para reclamarle pero ya el edificio había cerrado.
Decidí ir a casa, lleno de tristeza e incertidumbre. Abro la puerta, enciendo la luz y cierro la puerta. Nada, silencio.
Me quito la ropa igual que siempre. Me miro al espejo igual que siempre. Nada, todo está bien.
Arrastro los pies hasta la frontera de la cama. Me acuesto y me duermo. En sueños veo de nuevo al médico, me dice que todo está bien, que duerma bastante, coma sao y me cuide. Yo sigo sin creerle y el médico lo sigue repitiendo. En el sueño le ordeno que me diga la verdad. El escritorio crece mientras más le grito. ¡Dígame la verdad! El escritorio crecía mucho más.
Al final, el médico me miraba desde la montaña que una vez fue su escritorio y me dijo: “Todo está bien, nada malo encontré. Duerma bastante, coma sano y cuídese”.
De repente me despierto. Nada. Silencio. Enciendo la luz, me miro en el espejo. Salgo del baño, voy a la cocina y abro la puerta de la nevera. La cierro sin sacar nada, me siento en la mesa. Miro a la nevera con ojos desafiantes y espero que me ataque. Nada.
Me levanto de nuevo. Saco un pedazo de pizza (me encanta la pizza) y una cerveza. La pizza no es sana, mucho menos la cerveza pero, ¡qué diablos! Es pizza y cerveza. Mientras como, recuerdo el sueño, a la muralla y al médico diciendo lo mismo. Termino de comer y me acuesto en la cama. Miro al techo, el mundo está detenido, la calle está en silencio. Me digo a mi mismo: “todo está bien, nada hay de malo. Debo comer sano y cuidarme”. Supongo que al final todo fue cierto porque me dormí y el médico encima de la muralla con su sonrisa de honestidad y su risa de dinero me dijo: ¿ves? Todo está bien. 

Jose Acurero
7mo Semestre.

viernes, 18 de mayo de 2012

¿Somos infieles? ¿Y las telenovelas influyen?


Para los jóvenes con sus miedos de infidelidades que se plasman en unos principios machistas, en los cuales sus parejas se ven envueltas en cada situación carnal con cualquier contacto con algún otro hombre independientemente del trato que sea, envuelven a su pareja en este caso a la mujer en situaciones bochornosas y poco comprensivas con la realidad, y el respeto que se le debe tener a la misma no por tener una relación sino por ser un ser humano y al menos tener un principio previamente expuesto entre ambos para tomar la decisión de tener una relación, es por eso que vemos como adolescentes y adultos que no escapan de este mal vivir, experiencias realmente bochornosas y prejuiciosas constantemente, moldeando la realidad de la pareja a un mundo limitado coercitivo y poco “libre”, con un final bastante predecible.
Bueno y las mujeres de la sociedad actual tampoco escapan a esta realidad, crecen viendo novelas, viendo toda una serie de realidades en la gran pantalla criolla que reflejan como la vida del venezolano común se ve ligada a situaciones de infidelidad de poca ética, poco valor y respeto hacia uno mismo, donde protagonistas con un margen social económico alto, se ve envuelto con la menos agraciada en ese sentido y empieza unas historias de “amor” todas bastante ya predecibles por el espectador. Todos en la inocencia creyendo que eso solo queda en esa pantalla, cuando apenas tenemos una especie de “DEJA VU” en donde de una vez recapitulamos el contenido previamente estudiado o percibido en las “telenovelas” y lo contrastamos con la realidad pueden venir diferentes resultados: 

1)    Caer en una depresión o desilusión al ver que la realidad que se vio en la novela  donde ese protagonista bien formado, amoroso, detallista, y exaltado por sus características como macho alfa,  ni se compara ni ves oportunidad de compararse con la realidad.

2)    Volver de nuevo a tu cotidianidad pero ahora con prejuicios que creías solo se quedaban en la novela, cada situación trae recuerdos donde una infidelidad no es algo malo, sino algo ligado a conceptos como: aventura, placer, “vivir la vida” y que nada malo podría pasar si todo lo llevas con cautela.

Lusby Depablos
3er Semestre

miércoles, 16 de mayo de 2012

Rompiendo el molde


Hay momentos en nuestra vida que sentimos decaer las fuerzas, y me refiero a “nuestra vida”, pues en determinado momento tanto tu actitud como la mía moldeara o condicionara determinada acción a realizar, en ese momento es pertinente preguntarse si las elecciones escogidas durante el arduo camino que emprendiste hacia una ruta fueron las correctas. Es un dilema a menudo muy común, arrepentimientos, tristezas, recuerdos, todo llega en nuestra mente, pero lo importante de todo ello es mantener la tranquilidad y poner un orden de prioridad a los logros futuros luego que hay entendido que los anteriores no dieron los frutos esperados.
Cabe destacar que no estoy haciendo referencia a las equivocaciones de elecciones de acción sino al “método” escogido para realizarlas. Con esto poco a poco quiero llegar a tomar conciencia o mostrar una gran preocupación por aquellos valores extraviados entre tantos intereses personales que van a costa de cualquier otra persona o colectividad. Palabras como: bienestar, responsabilidad, integridad, lealtad, sinceridad, ética, amabilidad, respeto, son ahora una reliquia para quien intenta día a día recuperarlas o por lo menos un intento bajo de ellas. Subrayo sinceridad porque en particular es una de las que da pie al principio o raíz de las demás. Ya sea por mantener un bien, una anhelada posición económica o hasta una persona, obviamos estos tan importantes valores, siendo estos al final, los responsables que obtengamos tantos meritos y habilidades, cosas realmente satisfactorias tanto en una vida privada como en relación con la sociedad.
Excluirnos de un problema o una situación conflictiva por miedo a sus consecuencias no nos librara del mal o el bien que este pueda causarnos. Por todo esto, a ti estudiante, que a su vez cumples con el rol de trabajador, madre, padre, esposo, hijo, novio, novia, amigo, a ti que con tanto esfuerzo despiertas esperando de cada amanecer una oportunidad, mira a tu alrededor, intenta romper el molde, de la vida de comodidades y libertades a la nos estamos acostumbrando. No apoyes mas paros de ninguna índole, pues quizás te den en su momento cierta gratificación pues es “un tiempo libre”, o más horas de trabajo etc.… al culminar semestre se ven los latentes vacios de esas clases, el asfixiante trote por llenar esos vacios o hasta en ocasiones la impotencia de quedar en “blanco”, hacia la correspondiente asignatura que luego hará tanta falta. Si estás de acuerdo con ello ¡HABLA!, ¡MANIFIESTATE!, recuerda que (y recuerdo las palabras de uno de mis profesores): Si el arma de trabajo de un medico es su bisturí, la de todos nosotros como futuros sociólogos y sociólogas es el “arte de hablar” o de expresarnos. Esas comunes inquietudes que quizás en este momento divagan por tu mente, pueden en poco tiempo pero con gran esfuerzo, dedicación, y seguridad en ti mismo, puede llevar a la satisfactoria solución y hasta su cambio en un determinado aspecto social en un aparte de él. Todo esto en la base de la unión, como un todo; una sociedad verdaderamente comprometida con el futuro del país.
Así que no decaigas, rompe el molde, todos los días se escribe la historia, eres tu quien decide si bajar la mirada o vestirte de valentía.

Escribe la historia, ¡¡es ahora!!

Autora: María Rosa Muñoz
3er semestre de Sociología, LUZ.

jueves, 3 de mayo de 2012

Bienvenidos a LUZ.


Al darse cuenta, aceptar y vivir el momento de ser un miembro de la comunidad estudiantil de la Universidad del Zulia se abren diversas expectativas: tener nuevos compañeros y amigos, sacar excelentes notas, relacionarse con las nuevas personas que conformaran la cotidianidad estudiantil de tu nueva etapa de vida, ser un buen ejemplo para tus amigos y familia en general convirtiéndote en un profesional de la República. Pero nos hemos preguntado ¿cómo llegar a ese objetivo?, una respuesta muy directa y concreta podría ser: “esforzándonos”, y en caso que esa sea la respuesta ¿sabes de qué manera te esforzarás? Puedes esforzarte estudiando, siendo un buen compañero, incluso teniendo una buena relación afectiva y académica con la comunidad universitaria en general. Si solo te sientes capaz de ver con esos “anteojos” tu participación como estudiante universitario, te extendemos formalmente la invitación a cambiar de “oculista” y ponerte unos nuevos anteojos los cuales tienen como característica principal de tu esfuerzo y el nuestro como movimiento dar una respuesta diferente y romper con los paradigmas, dignificar el significado de lo que es ser un estudiante de LUZ, uno que verdaderamente haga valer y hacer respetar su carrera, su escuela, las leyes por las cuales se rige, tomando una actitud crítica y exigir los cambios pertinentes; ser un estudiante de LUZ, para nosotros y ojala así sea para ti, es ser alguien radical, diferente, preocupado e irreverente ante la realidad que lo aqueje, características como esas no deben faltar en nuestra escuela, ni en ninguna, así que si te sientes animado y reflejado en estas letras dedicadas solo a aquellas mentes que piensan en algo mas allá, esos que solo vienen a la universidad porque es “cool”, o porque “está de moda”, te invitamos a formar parte de esta pequeña comunidad que tiene todas las intenciones y el empeño de hacer realidad lo que aquí exponemos, para que en un futuro no muy lejano transformemos nuestra universidad por una para los estudiantes y no para las autoridades.

Lusby Depablos, 3er semestre.