Hay momentos en nuestra vida que sentimos decaer las
fuerzas, y me refiero a “nuestra vida”, pues en determinado momento tanto tu
actitud como la mía moldeara o condicionara determinada acción a realizar, en
ese momento es pertinente preguntarse si las elecciones escogidas durante el
arduo camino que emprendiste hacia una ruta fueron las correctas. Es un dilema
a menudo muy común, arrepentimientos, tristezas, recuerdos, todo llega en
nuestra mente, pero lo importante de todo ello es mantener la tranquilidad y
poner un orden de prioridad a los logros futuros luego que hay entendido que
los anteriores no dieron los frutos esperados.
Cabe destacar que no estoy haciendo referencia a las
equivocaciones de elecciones de acción sino al “método” escogido para
realizarlas. Con esto poco a poco quiero llegar a tomar conciencia o mostrar
una gran preocupación por aquellos valores extraviados entre tantos intereses
personales que van a costa de cualquier otra persona o colectividad. Palabras
como: bienestar, responsabilidad, integridad, lealtad, sinceridad, ética, amabilidad, respeto, son ahora una reliquia para
quien intenta día a día recuperarlas o por lo menos un intento bajo de ellas.
Subrayo sinceridad porque en
particular es una de las que da pie al principio o raíz de las demás. Ya sea
por mantener un bien, una anhelada posición económica o hasta una persona,
obviamos estos tan importantes valores, siendo estos al final, los responsables
que obtengamos tantos meritos y habilidades, cosas realmente satisfactorias
tanto en una vida privada como en relación con la sociedad.
Excluirnos de un problema o una situación conflictiva por
miedo a sus consecuencias no nos librara del mal o el bien que este pueda
causarnos. Por todo esto, a ti estudiante, que a su vez cumples con el rol de
trabajador, madre, padre, esposo, hijo, novio, novia, amigo, a ti que con tanto
esfuerzo despiertas esperando de cada amanecer una oportunidad, mira a tu
alrededor, intenta romper el molde,
de la vida de comodidades y libertades a la nos estamos acostumbrando. No
apoyes mas paros de ninguna índole, pues quizás te den en su momento cierta gratificación
pues es “un tiempo libre”, o más horas de trabajo etc.… al culminar semestre se
ven los latentes vacios de esas clases, el asfixiante trote por llenar esos
vacios o hasta en ocasiones la impotencia de quedar en “blanco”, hacia la
correspondiente asignatura que luego hará tanta falta. Si estás de acuerdo con
ello ¡HABLA!, ¡MANIFIESTATE!, recuerda
que (y recuerdo las palabras de uno de mis profesores): Si el arma de trabajo
de un medico es su bisturí, la de todos nosotros como futuros sociólogos y sociólogas
es el “arte de hablar” o de expresarnos. Esas comunes inquietudes que quizás en
este momento divagan por tu mente, pueden en poco tiempo pero con gran
esfuerzo, dedicación, y seguridad en ti mismo, puede llevar a la satisfactoria solución
y hasta su cambio en un determinado aspecto social en un aparte de él. Todo
esto en la base de la unión, como un todo; una sociedad verdaderamente comprometida con el futuro del país.
Así que no decaigas, rompe el molde, todos los días se
escribe la historia, eres tu quien decide si bajar la mirada o vestirte de valentía.
Escribe la historia, ¡¡es ahora!!
Autora: María Rosa Muñoz
3er semestre de Sociología, LUZ.
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